Parece que cuando tenía 16 años estaba adelantada a los tiempos. Predije leggings con estampados, ponchos, capas y un mónton de cosas mucho antes que apareciesen en las tiendas. ¡Podéis llamarme un gurú de la moda!
La Sirinita |
Parece que cuando tenía 16 años estaba adelantada a los tiempos. Predije leggings con estampados, ponchos, capas y un mónton de cosas mucho antes que apareciesen en las tiendas. ¡Podéis llamarme un gurú de la moda!
En el colegio, escribí un proyecto sobre la
comida de las bonitas/bellas tierras de Scandinavia, en ese/aquel momento, un
lugar relativamente desconocido por su comida (¡ahora llamadme un gurú de la
comida!). 12 años después y Dinamarca es
el sitio donde encontrar uno de los mejores restaurantes en el mundo: Noma. Ha
ganado ese título dos o tres veces seguidas. Este año perdió ante El Cellar de
Can Roca, en Girona. Todavía está en el ‘top ten’ y la comida de esta región
sigue teniendo mucha fama.
Estuve
queriendo ir durante mucho tiempo pero la ocasión nunca se terminaba de dar,
hasta que un día, con un poco de suerte y planeándolo, mi amiga Ras y yo – una
de mis compañeras de viaje preferidas – compramos un billete para ir un fin de
semana a Copenhague.
Hans Christian Anderson |
Como
siempre nuestro plan, no funcionó. La
mejor comida que probamos, la encontramos por accidente. Por ejemplo, los
perritos calientes de cabra de un puesto fuera del Rundetårn que encontramos
por casualidad el primer día justo cuando mas lo necesitábamos cuando hicimos
un descanso. No volvimos a encontrar perritos calientes exóticos como los de
pollo o de cabra en ningún otro sitio.
Aunque suenen raros, teniendo en cuenta que ninguna de nosotras come
cerdo y ella ademas ni ternera,
encontrar perritos calientes de cabra fue un golpe de suerte.
Goat Hotdogs! |
Esta
suerte continuó y terminamos cenando el primer día en un barco. Y la segunda noche la terminamos celebrando el
aniversario del parque de atracciones con fuegos artificiales (si nos
hubiésemos ido diez minutos antes, nos los habríamos perdido).
Pero volviendo a la noche del barco, Llegamos al hotel después de haber estado siete horas de turismo por la ciudad. Después de habernos levantado a las 3 de la madrugada para coger nuestro vuelo, que salía a las 7 – cualquiera que me conozca, esto no me hace muy feliz por lo que Ras me dijo que fuese a dormir un rato mas mientras ella iba a buscar a alguien que pudiese recomendarnos un sitio para cenar. Ella tuvo un poco de mala suerte y encontró el único chico del staff en el hotel que no era de Copenhague. Tengo que decir que fue muy simpatico y nos ayudó en todo, excepto en las recomendaciones de comida.
Al
final decidimos coger un taxi a Christianshavn, una de las cinco islas que
forman Copenhague. El taxista, un serbio
muy amable, aunque era muy agradable, no paraba de recomendarnos que comiéramos
en TGIs o un sitio nuevo de hamburguesas que acababa de abrir. Muy bien
considerado, pero no era lo que estábamos buscando.
Debido
a que nuestra sesión en la piscina y sauna nos llevó algo mas de tiempo del que
pensamos y porque además cogimos el ascensor equivocado, entonces tuvimos que
salir corriendo llevando solo nuestras
toallas y bañadores por la recepción repleta
de gente elegante. Así que cuando llegamos a Christianshavn ya estaba
oscureciendo, empezaba a hacer frío, era muy tarde y aun no teníamos un plan
para cenar. Repentinamente, una idea nos llamó la atención.
Habíamos pasado por encima de un puente, y el taxista nos dijo que había un barco convertido en un bar flotante, y nos sugirió que tomásemos algo antes de cenar. Cuando pasamos de nuevo por allí, descubrimos que también había una cocina. ¡Exactamente que necesitamos!
Por
suerte, habíamos llegado 20 minutos antes de que la cocina cerrase. Así que
pedimos toda nuestra comida a la vez, y nos sentamos para disfrutar del
paisaje. Teniendo en cuenta que era una noche fría, usamos mantas muy cómodas
para taparnos. Las luces y las velas daban bastante calor, así que estábamos lo
suficientemente calentitas. El ambiente
se me hizo muy ‘Danés’, pero no podria decir exactamente por qué.
Filete de Bavette |
Ternera y verduras |
También compartimos patatas danesas hervidas. Siendo poco tradicionales, teniendo en cuenta que ambas comimos carne roja, decidimos tomar vino blanco. Recientemente le he descubierto que me gusta, así que ahora lo tomo siempre que puedo. Amantes de la comida y del vino, ¡mirad hacia otro lado ahora! Toda la comida llegó a la vez porque la cocina estaba cerrando y querían terminar los últimos pedidos, así que disfrutamos de una mezcla bastante rara.
También compartimos patatas danesas hervidas. Siendo poco tradicionales, teniendo en cuenta que ambas comimos carne roja, decidimos tomar vino blanco. Recientemente le he descubierto que me gusta, así que ahora lo tomo siempre que puedo. Amantes de la comida y del vino, ¡mirad hacia otro lado ahora! Toda la comida llegó a la vez porque la cocina estaba cerrando y querían terminar los últimos pedidos, así que disfrutamos de una mezcla bastante rara.
La vista del puente |
Desafortunadamente, como habíamos llegado tarde, no pudimos pedir el postre, pero los platos que vi llegar a las otras mesas de Panna Cotta tenían muy buena pinta. Si hubiésemos tenido tiempo, nos habría gustado volver. Si estás en Christianshavn y estás buscando comer en un sitio diferente, échale un vistazo.
El sábado nos levantamos temprano, nos llenamos con el buffet del desayuno (pasteles daneses incluídos) y nos dirigimos a Helsingør, el hogar del castillo de Kronborg, la casa de Hamlet. ¡Precioso!
Después tomamos un sándwich y nos dirigimos a ver a La Sirenita, Kastellet y a hacer una excursión en barco en Nyhavn. No se puede decir que no aprovecharamos nuestras tarjetas turísticas de Copenhagen.
La tarde, fue otra vez, genial, y totalmente por casualidad. Habíamos decidido previamente volver a Nyhavn para cenar, pero llegamos al hotel agotadas y decidimos quedarnos por la zona. A diez minutos de nuestro hotel había un parque temático. Y no cualquier parque. Dinamarca es el hogar de los dos parques más antiguos del mundo. Este parque, Tivoli, abrió el 15 de agosto de 1843, y adivinad la fecha de nuestra visita para la cena. Sin darnos cuenta en el momento, dimos la vuelta para sacar fotos y cenar.
Esta vez terminamos comiendo lo que pudimos encontrar, ya que era tarde, así que comí un perrito caliente, y Ras comió un pollo a la plancha con patatas fritas. ¡Comida rápida en todo su esplendor! Después caminamos disfrutando del ambiente que era increíble. Justo antes de medianoche, nos empezaron a llamar nuestras camas, pero nos dimos cuenta de que estaban cerrando ciertas zonas del parque. Cuando le preguntamos a un guardia, nos dijo que iba a haber un show de fuegos artificiales para conmemorar el aniversario. Encantador, a quién no le gusta un buen show de fuegos artificiales.
Esperamos y no nos decepcionó. Estábamos rodeadas por lo menos de 500 personas y no solo fueron mágicos los fuegos artificiales, sino que habían puesto un escenario en el centro del parque con una orquesta que tocaba música acompañando el show. Xilófono y sonidos brillantes para las bengalas, instrumentos de viento de madera para las ruedas de fuego, cuerda para las estrellas fugaces y viento metal para los grandes estallidos. Todo muy bien orquestado (perdón por el juego de palabras).
Después de otra noche durmiendo como niños en nuestras camas, nos pusimos las botas desayunando y entonces nos fuimos al centro para terminar de hacer las ultimas cosas pendientes. Vimos las ruinas debajo del Castillo deChristiansborg, compramos regalos y salimos deprisa de una caféteria y además, de mal humor (esto es otra historia y en absoluto representativo del buen servicio que nos dispensaron)
El Fuente de Gefion |
Al
final volvimos al hotel para recoger nuestras maletas y nos fuimos al
aeropuerto. En ese momento me di cuenta
de lo mucho que había disfrutado de cada momento del viaje aunque me sentía
feliz de subir el avión y relajarme un rato!
Recomiendo
totalmente esta preciosa ciudad . Creo que las 50 horas que pasamos allí no
abarcan lo que se puede ver y hacer.
Definitivamente, quiero volver.
También
recomiendo una ´Copenhagen Card´. Nos ahorramos un montón de dinero en las
entradas y transporte estaban incluidos. Ras predijó que ahorriamos 700 Krone
en el corto espacio de tiempo que estuvimos allí.
También
recomiendo el hotel donde nos quedamos.
Las camas eran muy muy cómodas. Perfecto después de 12 horas diarias andando y haciendo turismo. El hotel
estaba muy bien situado, su personal fue
muy amable y eficiente, y encima, el desayuno estuvo delicioso y
abundante. Lo único es que habían unas obras que impedían disfrutar de
las vistas aunque mi imagino que pronto las acabarán terminando.
El
centro de belleza y Spa en la parte baja del hotel también fue la mejor manera
de relajarnos.
Una nota extra - Todas las fotos son de Ras!